Accidentalmente voyeur (I)

Allí me la encontré, tumbada en la cama y desnuda... sensual ella en todo su esplendor...
"¿Esto es real?" mi mente maquinaba mientras mi expresión boquiabierta denotaba un asombro tal que no había vivido jamas en mi vida
Ella no se había dado cuenta de que yo estaba presente viendo el espectáculo tan deleitable que me estaba ofreciendo sin darse cuenta
Pero se dio cuenta de mi presencia... me miro con ojos lujuriosos, desnudándome con la mirada, llena de deseo y sonrió, pero no paro, seguía tocándose, siguió el trayecto de sus dedos húmedos por su suave piel, dejando trazos de fuego sobre ella y tras sus dedos iban mis hambrientos ojos, acariciando también cada sitio explorado por sus diminutos dedos
Yo estaba inmóvil, anonadado aun, mirándola preso del calor y la lascivia, no me podía ni mover, no podía hacer nada... me sentía un autentico juguete, notando como mi miembro se empezaba a enderezar y querer fugarse de su prisión de castidad.
Sus senos grandes... coronados por una gran aureola sonrosada y un pezón pequeño... se movían armoniosamente a cada jadeo suave que emitía...
Su cabello, alborotado en la cama refleja la luz blanca y tenue de su amante ocasional, y su rostro, tan angelical como diabólico, observaba un cuerpo en la oscuridad, deseando que la tomase... ella, no opondría resistencia ninguna y lo quería ya.
Su ambrosía, rezumaba perfume y su néctar, tan brillante como sus dedos... era un manantial inagotable que saciaría la sed de cualquier sediento.
Se incorporo y se sentó al borde de la cama... mientras me miraba, se abrió de nuevo, y mientras con la mano izquierda se acariciaba los pechos, se pellizcaba los pezones y se los acercaba a la boca para mordisquearlos dulcemente mientras me mirada, la mano restante seguía haciendo bien su labor, pues emitía unos suaves gemidos de placer que hacia que me quemara por dentro de pura y desesperada pasión desbocada
Se mordía los labios... se pasaba la lengua por ellos... jugaba y yo la deseaba, ella lo sabia, le hacia mucho mas poderosa de lo que ya era, cuando de repente sus ojos se tornaron en blanco, su climax había llegado.
El manantial fue inagotable durante varios segundos, sus convulsiones de placer eran una dulce delicia para mi vista, y para mis oídos `pues los gemidos eran mas activos, mas audibles... y yo seguía inmóvil...
Ella se tumbo en la cama, recuperándose del esfuerzo, y cuando lo hizo, se levanto y se puso a mi altura... estaba radiante, tan hermosa como una rosa con gotas de rocío...
Me miro a los ojos, y entonces...